lunes, 16 de mayo de 2011

Tribuna publicada en el suplemento de economía del diario ABC el 15-5-2011

EUROPA ES GRECIA (Y ROMA)

Juan Moscoso del Prado

Diputado a Cortes por Navarra (PSOE)
y Doctor en CC. Económicas

Europa es Grecia y Roma. La Unión Europea es la heredera del derecho, la sociedad, el talento, las artes, la vocación universal  de la cultura griega y del imperio romano, de la democracia griega y del derecho romano, y por supuesto también de sus defectos. Durante los años, no hace tanto aunque parezcan lejanísimos, de reflexión y debate sobre la Constitución Europea que al final sólo pudo ser Tratado de Lisboa, hubo un intento de definición en el preámbulo de la malograda Constitución de las raíces de Europa, ejercicio mezquino en el que se adivinaba el triste futuro que ya ha llegado y que en Dinamarca, Finlandia, Hungría muestra estos días la peor cara del viejo continente. Aquella batalla la ganamos aunque sólo a medias los que creemos que elementos como el pasado cristiano, o judeo-cristiano, y las diferentes creencias religiosas frutas todas de la rica imaginación humana no debían aparecer en el preámbulo de esa Constitución que no pudo ser. De hecho, en el viejo continente, no comenzamos ser poco a poco otra vez Grecia y Roma hasta 1789, hasta la revolución francesa, hasta que la luz y la razón griegas y romanas comenzaron a recuperarse y a eliminar el lastre acumulado durante siglos de oscura opresión y superstición, cristiana pero también musulmana. Europa no comenzó a ser ella misma de nuevo hasta que se comenzó a aligerar esa carga, tarea inconclusa en buena parte del continente y sin duda en España. Aquellos bárbaros, los ahora daneses, alemanes o polacos fueron en parte responsables del hundimiento de Roma y del fin de la razón, de la tolerancia y del primer experimento jacobino de solidaridad cosmopolita y universal que se recuerda. Errores propios los hubo, sin duda, pero sin la concurrencia de fuerzas externas, las de la ignorancia, la envidia y la más burda codicia nunca habrían logrado derribar el debilitado y enfermo viejo imperio de la razón que se hundió en dos momentos. Roma primero y Constantinopla después. Los que nos sentimos europeos antes que nada, alegres paganos romanos, a pesar del reyezuelo que gobierna la república italiana, no podemos ser optimistas hoy respecto al viejo imperio, hoy Unión Europea. Los bárbaros vuelven con sus corazas doradas a cercenar los principios más elementales de la Unión –la libre circulación de personas, la solidaridad entre Estados miembros, el interés colectivo de la ciudadanía europea sobre el de la tribu- mientras incluso algunos de nuestros propios dirigentes anteponen criterios pecuniarios cortoplacistas a la misma subsistencia de los principios republicanos de la mejor Roma, y Grecia, claro. Alemania consiguió que la Unión creara un fondo de rescate no demasiado grande con limitada capacidad de compra de deuda soberana en los mercados, el BCE ha comenzado ya ha subir los tipos de interés. Alemania nos obligó al resto a creer que bastaría con un duro ajuste protagonizado por Grecia. Pues bien, no ha sido así y sin Europa Grecia caerá de nuevo, como otras veces antes. Europa es, fue y será siempre Grecia, y si dejamos caer a Grecia a cambio de unos puntos básicos de diferencial quizás haya que volver a esperar 20 siglos para recuperar la mejor de las repúblicas, Grecia y Roma, la Unión Europea, de nuevo amenazada por unos bárbaros que nos vigilan desde el Bundesbank.