CAMERON EN EL HORIZONTE
Juan Moscoso del Prado
Diputado a Cortes por Navarra (PSOE)
y Doctor en CC. Económicas
La crisis portuguesa y la actitud de la derecha de este país han vuelto a demostrar que lo mejor para la recuperación no siempre es lo elegido por la oposición.
El Pacto por el Euro es un paso más en la todavía inconclusa cadena de reformas que la economía europea debe abordar para volver a crecer. De esta crisis no saldremos volviendo a la misma casilla desde la que arrancó el anterior ciclo, la última recuperación en el lejano y ya casi olvidado 1993. El camino de reformas implica adoptar decisiones de dos tipos. Algunas, como la de las Cajas de Ahorro, para favorecer su reestructuración y saneamiento, su recapitalización. No es fácil de comprender que el principal partido de la oposición, un partido que ha gobernado, se abstuviera en la votación de una reforma diseñada para transformar la mitad del sistema financiero español. No resulta fácil entender cómo es posible que no tuviera nada que aportar. Parece que el PP ha optado por abstenerse en las reformas estructurales de carácter, en sentido ideológico, más neutral, aunque neutral no hay nada, o en aquellas que cuentan con el apoyo de sindicatos y empresarios. Hay un segundo tipo de reformas que, como pasó con la reforma del mercado de trabajo, pueden realizarse desde perspectivas ideológicas muy distintas. El PP no las haría igual. Existe una clara diferencia entre el esquema económico ideológico de fondo que el PP querría imponer, el que apuesta por un debilitamiento de los instrumentos públicos de garantía de la igualdad de oportunidades y bienestar –Valcárcel lo ha adelantado-, y el del partido socialista que siempre abogará por un marco regulatorio que garantice que la economía de mercado no aumenta la desigualdad.
Esta semana las Fundación Ideas ha presentado un estudio, “La España de Rajoy y Cameron”, que calcula el hipotético coste de las medidas adoptadas por el gobierno de Cameron en el Reino Unido en España. El ajuste británico supondría en España un recorte de 60.000 millones de € concentrado en medidas de bienestar para las familias de clase media y baja; el despido de 250.000 funcionarios incluyendo médicos, profesores y policías; y elevar las matrículas universitarias un 300 por 100. El proyecto “Gran sociedad“ de Cameron aboga por privatizar servicios fundamentales como la sanidad y la educación y una retirada total de lo público de espacios como los servicios sociales, la asistencia a los dependientes de todo tipo o la lucha contra la pobreza, espacio que debería ser ocupado por los propios ciudadanos siguiendo el ejemplo de lo que ocurre en el país que cuenta con la sociedad civil más dinámica del mundo y que al mismo tiempo soporta las desigualdades e injusticias sociales más profundas del mundo desarrollado: los Estados Unidos. En definitiva menos derechos o su conversión en bienes de consumo y más meriendas de alta alcurnia organizadas para recaudar fondos para los pobres en salones de tupidas alfombras. Si el PP gobierna, no lo creo, utilizará el argumento de la herencia recibida para, camuflado de un mal entendido espíritu liberal que nada tiene que ver con el significado que tiene el término al otro lado del atlántico, acometer el plan Cameron en la vieja piel de toro.
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