lunes, 20 de diciembre de 2010

Tribuna publicada en el Suplemento de Economía del Diario ABC 19-12-2010

LAS INJUSTAS DUDAS DE ALEMANIA

Juan Moscoso del Prado

Diputado a Cortes por Navarra (PSOE)
 y Doctor en CC. Económicas

La actitud alemana ante la crisis de la deuda soberana en la zona euro sólo puede explicarse desde un preocupante deslizamiento euroescéptico de sus dirigentes.

Las secuelas del episodio irlandés de la crisis de la deuda soberana de la zona euro han puesto en evidencia que Alemania, con la inestimable cooperación de una desconcertante Francia, ya no esconde que su prioridad nacional en política económica no es la integración económica en la Unión Europea (UE). Se ha escrito mucho sobre la preocupación doméstica del gobierno de coalición presidido por Angela Merkel, fiel a los parámetros que comparten todos los líderes políticos europeos que crecieron al otro lado del telón de acero, euroescepticismo teñido de preocupantes dosis de nacionalismo populista.

Y es que a tenor de la voces que se han levantado en las últimas semanas defendiendo una mayor claridad y contundencia comunitaria en la lucha contra la crisis, con el objetivo de buscar una solución europea y coordinada a la crisis de la deuda soberana que atenaza la recuperación económica, ya no cabe hablar de diferencias ideológicas sino de diferentes grados de compromiso con el proyecto europeo. No nos movemos en el eje izquierda-derecha sino en el de los diferentes grados de europeísmo.

Si no sería imposible entender que políticos de todo el espectro, socialdemócratas como los Gobiernos español, portugués y el presidente del Partido Socialista Europeo (PSE) el ex primer ministro danés Rasmussen, el ex primer ministro liberal belga Verhofstad, el presidente del eurogrupo el demócrata–cristiano luxemburgués Juncker, populares como el ministro de hacienda italiano Tremonti, o el centrista comisario finlandés Rehn, entre otros muchos, defiendan la ampliación del fondo de rescate y la emisión de eurobonos. Una medida, esta última, perfectamente asumible para financiar los déficit que no excedan, por ejemplo, los límites del Pacto de Estabilidad y Crecimiento, y poner coto a los especuladores. Otras propuestas contemplan la ampliación de facultades de la facilidad europea –el otro fondo de rescate- y la ampliación del capital del Banco Central Europeo (BCE).

Mientras, el Gobierno alemán, a lo suyo, ha forzado al resto de socios de la UE a asumir su probablemente innecesaria y sin duda forzada propuesta de reforma del Tratado de Lisboa al año de su entrada en vigor y tras diez de discusión. Una reforma diseñada a la carta para evitar problemas con el mecanismo permanente de rescate en su Tribunal Constitucional de Kalsruhe.

Alemania insiste en que la emisión de eurobonos desde algún tipo de instancia europea penalizaría al contribuyente alemán obligándole a financiar la deuda de su país a un tipo mayor al que lo hace ahora. Qué poco les ha importado a los contribuyentes alemanes financiarse conforme al euribor durante la década del euro, sin duda un tipo diferente al que resultaría de una hipotética  política monetaria instrumentada por el Bundesbank si no hubiera desaparecido el marco. Qué cómodo resultaba hasta hace bien poco cohabitar en la zona euro con países de mayor, digamos, tradición inflacionista, y por ello “sufrir” una orientación de la política monetaria del BCE quizás necesariamente más restrictiva, porque se veía de sobra compensada por otros elementos. ¿Cuáles? No sólo los efectos estáticos y dinámicos que la teoría de la integración económica explica, sino por ejemplo, el mantenimiento permanente de un superávit comercial gigantesco con el resto de la zona euro y de la UE sin que el resto de países pueda ajustarse nunca jamás utilizando el tipo de cambio, e incluso beneficiándose de la flaqueza del euro provocada por el débil pulso de la recuperación económica agregada de la economía europea para multiplicar sus exportaciones al resto del mundo –debilidad cambiaria que se ve alimentada incluso por la crisis de la deuda soberana que Alemania no ve necesario acometer con contundencia europea-. Sólo así se explica la sólida recuperación de la economía alemana de los últimos trimestres. Sobre lo primero, el superávit comercial, se ha escrito mucho. En economía se habla de políticas de “arruinar al vecino” gracias a la devaluación real conseguida por la economía alemana en la UE sustentada en su política salarial y austeridad fiscal, legítimas, sí, pero  insostenibles a medio plazo en una unión monetaria que no es económica y menos con la actitud alemana de las últimas semanas.

A mis amigos alemanes este discurso les gusta poco, es sin duda impropio de socios en un proyecto como el de la UE, acaso el más importante emprendido jamás en nuestro continente y que ha permitido extender la democracia y la prosperidad hasta límites jamás imaginados. Pero el debate puede empeorar, y entonces ante los reproches quizás tengamos que recordar cómo se hizo la reunificación alemana y cuan generosos fuimos entonces el resto de europeos. Un debate feo porque la solidaridad europea es entre ciudadanos, no países ni territorios, aunque haya políticos equivocados empeñados en lo contrario a los que el tiempo pondrá en su lugar.

lunes, 8 de noviembre de 2010

Tribuna publicada en el Suplemento de Economía del Diario ABC 07-11-2010

CAMERON Y SHANGAY LILY
Juan Moscoso del Prado

Diputado a Cortes por Navarra (PSOE)
 y Doctor en CC. Económicas

Algo no cuadra en el discurso económico del PP que reclama corresponsabilidad cuando su actitud contribuye a todo menos a serenar el debate y generar confianza.
El plan del Gobierno británico prevé reducir el gasto en casi 100.000 millones de €, una cuarta parte en prestaciones sociales –jubilados, maternidad…-, y el resto concentrado en duros ahorros en la gestión de “servicios públicos”, definición que no esconde entelequias burocráticas sino básicamente educación y sanidad, por lo que es inimaginable que la calidad de esos servicios no se resienta tras una reducción de 500.000 empleos públicos. A lo anterior hay que añadir recortes en otras partidas sociales como vivienda, o de otro tipo como defensa que se deben atribuir al esfuerzo de los Iiberaldemócratas de Nick Clegg. El prestigioso Instituto de Estudios Fiscales británico ha calculado que la mitad más pobre del país encajará más de la mitad del ajuste. Así, no cabe hablar, como defiende el PP, de “medidas para garantizar el mantenimiento de las políticas sociales en educación, sanidad y pensiones”, como si esas políticas fueran un fin en sí mismo y no el principal instrumento para intentar garantizar unos mínimos en materia de igualdad de oportunidades, algo que aunque nunca lograremos plenamente ni británicos ni españoles, y cuya calidad siempre será la principal diferencia entre conservadores y progresistas, hoy, las dos únicas alternativas políticas posibles. Un ajuste del tipo británico sólo puede llevar al mantenimiento con respiración asistida de políticas mal dotadas y descapitalizadas, un grave error y una injusticia pero, obviamente, una opción ideológica, la del PP.
Aunque nada más llegar al gobierno la alianza tory-liberaldemócrata subió el IVA, creó una nueva tasa para la banca e impuso un aumento de 10 puntos en la tributación de los rendimientos del capital, su plan se basa esencialmente en una reducción del gasto. No hay que olvidar que la principal causa de la crisis británica ha sido el hundimiento del sistema financiero privado que ha sido rescatado con fondos públicos –un 6 por 100 del PIB británico según el FMI-, un sector que naufragó casi íntegramente en la tormenta generada por nuestros viejos amigos neocon, los de la desregulación y los códigos de buena conducta, ideas que Mariano Rajoy y tantos se resisten a olvidar.
No seré yo quien niega la necesidad del ajuste, en el Reino Unido con un déficit público del 13 por 100, o en nuestro país, en España. La clave está en cómo se hace, y eso es lo que no explica Rajoy. El Gobierno español está haciendo un enorme esfuerzo para cerrar el déficit asegurando el mantenimiento de las prestaciones sociales y de las inversiones imprescindibles para transformar nuestro modelo de crecimiento.
En el delicioso episodio protagonizado por Shangay Lily esta semana Rajoy dijo que "la idea de la corresponsabilidad manejada por Cameron en su programa de Gobierno significa que la recuperación económica pasa porque todos asumamos deberes hacia nosotros mismos y hacia los demás", algo que sin duda han comprendido canarios y vascos, y que el PP predica pero no practica desde la oposición.
Yo comparto esa idea de la corresponsabilidad que equivale a unos mínimos de responsabilidad y lealtad institucional, e incluso ciertas dosis de autocrítica. El partido laborista británico, sin duda corresponsable como el PP español de la gestión económica de la burbuja –seguimos esperando explicaciones sobre el batacazo del falso milagro económico aznarista-, propuso en la campaña electoral reducir a la mitad el déficit público estructural durante la legislatura, basando dos tercios del ahorro en menos gasto y un tercio en subidas de impuestos. Ahora, su nuevo líder Ed Miliban plantea un ajuste con una distribución diferente –mitad menos gasto y mitad nuevo impuestos- para que no sean los de siempre los que soporten las consecuencias de la crisis, así como otro ritmo de reducción para no arriesgar la recuperación económica.
En nuestro país contamos con un marco político estable hasta el final de la legislatura que debe contribuir a reforzar la mejora de la confianza que es inseparable de cualquier episodio de recuperación económica. La pregunta es, ¿está el PP disponible para ello?
El Plan que el PP reclama para conseguir esa confianza económica que supuestamente distingue a nuestro Gobierno del de David Cameron lleva meses sobre la mesa, la Ley de Economía Sostenible. El PP tiene la oportunidad de hacer propuestas para mejorarlo porque hay mucho sobre lo que discutir: medidas para mejorar la competitividad e incrementar la productividad, reavivar el crédito, financiar la sanidad o mantener un sistema fiscal progresivo y con ingresos suficientes.
Las últimas propuestas fiscales del PP supondrían  30.000 millones de € menos de recaudación fiscal, más temporalidad en el mercado de trabajo –sus enmiendas anticonversión de temporales en fijos en la reforma laboral-, y cierto descontrol en el gasto de sus Comunidades Autónomas, ¿vamos a ser corresponsables? Ojalá, pero lo veo difícil.

jueves, 21 de octubre de 2010

Artículo publicado en el Diario de Noticias. 21-10-2010

IMPULSO POLíTICO Y MÁS CONFIANZA ECONÓMICA

Juan Moscoso del Prado

Diputado a Cortes (PSN-PSOE) y candidato a la alcaldía de Pamplona

Termina la semana con un marco político estable hasta 2012 gracias a los acuerdos cerrados con vascos y canarios, con los Presupuestos Generales del Estado para 2011 en marcha –el principal instrumento de política económica-,  y con un equipo de Gobierno reforzado para seguir luchando contra la crisis. El cambio de Gobierno se produce el mismo día en que el PP y el resto de la derecha española han ratificado por enésima vez su discurso vacío e inmovilista que sólo parece querer evitar la recuperación de la confianza para, quizás, llegar a la Moncloa como quien recoge una fruta madura sin hacer esfuerzo alguno. Me temo que no va ser así. Gobierno, Partido y Grupo Parlamentario trabajamos con un sólo objetivo, el de acelerar la recuperación económica y la creación de empleo promoviendo un nuevo modelo de crecimiento sostenible en lo social y medioambiental compatible con las medidas de protección social y bienestar que disfrutamos gracias a los diferentes gobiernos socialistas. Un nuevo modelo que exige confianza y un nuevo impulso político como el obtenido esta semana para superar una crisis que comenzó siendo financiera, después económica con graves repercusiones en lo social, y que podría llegar a ser política e institucional si triunfasen las tesis de la derecha, las mismas que la provocaron. Una derecha que todavía reivindica el falso milagro económico aznarista: la burbuja. Una gran semana para la recuperación económica y la confianza.

martes, 19 de octubre de 2010

Contribución Especial Número 100. Suplemento de Economía. Diario ABC 17-10-2010

El PSOE administró adrenalina social y
fiscal para evitar el colapso.

Durante el ciclo de intenso crecimiento 1993-2008 en nuestro país se impuso la retórica de la I+D+i, la productividad, el capital humano y la economía del conocimiento para hacer frente al boom de las economías emergentes en un contexto acelerado de globalización. Esa retórica, sin embargo, no se correspondió con los hechos ni con la realidad estructural y productiva de nuestra economía que se lanzó a una espiral especulativa que cebó una inmensa burbuja inmobiliaria fundamentada en una mala regulación y el gigantismo del sector de la construcción. Las cosas no iban mal, superamos en renta per cápita a Italia y hemos igualado a Francia, y el empleo se disparó, hicieron falta millones de inmigrantes.

La crisis financiera global tuvo en España elementos atenuantes, la relativa mejor salud de nuestro sistema financiero gracias a las medidas que se adoptaron tras las crisis previas -algo similar a lo que les pasó a los países afectados por la crisis asiática o el efecto tequila, mejor preparados que los de las economías “centrales”-, y también agravantes derivados del sobrepeso inmobiliario.

Aunque el nuevo gobierno socialista español intentó sacar a la economía española de la ruta de colisión que seguía –todavía no se ha escuchado autocrítica alguna de los que durante 8 años la pilotaron con absoluta negligencia, los  llamados “Rato boys”-, la crisis global estaba servida. Medidas como la Ley del Suelo o multiplicar la raquítica I+D+i heredada del falso milagro aznarista mitigaron el golpe. Pero la desregulación financiera neocon reventó los mercados…, y la economía real. El gobierno del PSOE tuvo que administrar adrenalina social y fiscal, primero, para evitar el colapso del enfermo, e imponer después  un severo régimen para afrontar los excesos de década y media de atracón inmobiliario. Pero nada de ello será efectivo si el paciente no cambia sus hábitos cuando reciba el alta. Ello exige reformas estructurales, otra orientación productiva y responsabilidad, algo que hasta hora sólo ofrece el Gobierno sin apenas ayuda de la oposición.


lunes, 11 de octubre de 2010

Tribuna diario ABC publicada el 10-10-2010

¿SE RETRASA LA RECUPERACIÓN?

Juan Moscoso del Prado

Diputado a Cortes por Navarra (PSOE)
 y Doctor en CC. Económicas

Muchas previsiones contemplan un debilitamiento de la recuperación, que dependería todavía de medidas y reformas inéditas, en especial en Europa y en los EE.UU.

Más de dos años después de la constatación global de la crisis un preocupante consenso de previsiones apunta hacia un debilitamiento del crecimiento en 2011. La OCDE, por ejemplo, no contempla un “double dip”, una doble joroba invertida, pero sí un claro debilitamiento de las pobres tasas actuales para sus miembros, en particular en la Unión Europea y zona euro –el grupo con peores perspectivas-, y algo mejor pero todavía insuficiente crecimiento en EE.UU y Japón –el grupo intermedio-. Al frente, Asia y las economías emergentes como Brasil, China e India, en una etapa novedosa porque la tradicional locomotora norteamericana no parece preparada para adelantarse al ciclo europeo como en ocasiones anteriores. Si se confirman estas previsiones los desequilibrios globales pueden ampliarse en los próximos años, de modo que seguirá creciendo el volumen de deuda pública, las elevadísimas tasas de desempleo apenas caerán provocando graves situaciones de paro de larga duración mientras se castiga con dureza a los jóvenes –el desempleo se recupera más despacio después de episodios de rápida destrucción como el que acabamos de vivir-, y se seguirá demasiado lejos de alcanzar el crecimiento potencial. La única manera de vencer a estos pronósticos es seguir adoptando reformas, medidas que ahora no se toman en consideración porque no existen y que por tanto no entran en la ecuación de las previsiones, para conseguir recuperar el dinamismo económico capaz de acabar con ese triple lastre –déficit y deuda, desempleo y output gap-.

El reto para los gobiernos es saber encontrar el equilibrio entre el mantenimiento del impulso y soporte fiscal de la actividad –sin intervención pública vía gasto la demanda y el sistema financiero se habrían desplomado- con la consolidación fiscal que debe conducir a una recuperación de la confianza en la sostenibilidad de las finanzas públicas, la reducción de los costes de su financiación y la reducción de las expectativas sobre la carga de esa deuda en las cuentas públicas –por eficiencia económica y del gasto público, por solidaridad intergeneracional-. La velocidad de crecimiento de la deuda pública es insostenible, al tiempo que el gasto es irrenunciable para sostener la economía. Esa es la difícil ecuación que cada gobierno afronta en solitario y que en la zona euro debe buscar fórmulas de coordinación fiscal entre los países con mayor margen fiscal y los que apenas disponen ya de él para evitar sustos futuros e incluso daños mayores.

Por desgracia la consolidación fiscal no puede evitar recortar la inversión, que es el pan de mañana, y por ello las reformas adquieren una importancia crítica en este momento de preocupantes perspectivas. Si no queda margen fiscal para tirar de la demanda y si no somos capaces de coordinarnos mejor y los países con margen se muestran reacios a ello a pesar de haber infringido las normas de estabilidad financiera cuando otros las cumplíamos –como Alemania- entonces sólo queda echar mano de la innovación, el emprendimiento y la capacidad de los ciudadanos para crear renta y empleo. Competitividad, crecimiento sostenible, tecnologías limpias, trabajo estable, energías renovables, biotecnología, reforma de las normas de gobierno corporativo, impulso de la formación continua y educación de calidad, todo lo que se haga en estos campos y en otros muchos es poco. Puede resultar imprescindible elevar impuestos o mejorar la recaudación -¡el fraude!-, para ello se debe comenzar haciendo un ejercicio de “arqueología fiscal” como dice Angel Gurría, secretario general de la OCDE, buscando y eliminado los agujeros del sistema fiscal vía bonificaciones, deducciones o situaciones especiales que, por ejemplo en España bajo los gobiernos de José María Aznar, prácticamente hicieron desaparecer el impuesto de sociedades. También las medidas de ese tipo que sólo contribuyeron a alimentar la burbuja y beneficiar a colectivos clientelistas como las deducciones vía IRPF por adquisición de vivienda que el PP se empeña en resucitar. Lo mismo hay que decir sobre subidas fiscales que si se producen deben asegurar la progresividad total del sistema, que no siempre coincide con la percepción obvia de la misma –se confunden salarios y otras rentas-, y su neutralidad para incentivar la acumulación de capital humano y el aumento de la productividad que es lo que se necesita. Al mismo tiempo hay que transmitir confianza y si la oposición se niega a hacerlo, el gobierno deberá intentarlo en solitario. Hay que adoptar medidas difíciles y de calado como las que se están tomando, y explicarlas bien reconociendo su necesidad. Sólo así podemos vencer esas tristes previsiones que auguran años duros con repercusiones imprevisibles en materia no sólo de empleo y crecimiento sino también de cohesión social, calidad de vida y credibilidad, prestigio y liderazgo de nuestras instituciones políticas.

lunes, 4 de octubre de 2010

Pamplona: dos mil-catacrásh

El Comité Regional del PSN-PSOE ratificó el sábado mi candidatura a la alcaldía de Pamplona para las próximas elecciones municipales, tal y como propuso el Comité Local de la  Agrupaciónde Pamplona días antes. Como dije, me siento inmensamente honrado por ello, y a mis compañeros sólo les puedo decir que me lanzo a ello, sin duda un gran reto, con ganas e ilusión convencido de que en Pamplona al igual que en Navarra el cambio responsable es posible. 


Pamplona necesita acabar con el proyecto caduco, de derechas y obsoleto de UPN que, por desgracia, en los últimos días con motivo del sumarísimo descarte de nuestra ciudad como candidata a la capitalidad cultural europea en 2016,  ha demostrado su incapacidad para situar a nuestra ciudad donde los ciudadanos desean y donde le corresponde. Pamplona fue hace años referencia de progreso y cultura, y desgraciadamente ya no lo es ni de una cosa ni de la otra. Con la confianza de los ciudadanos y ciudadanas, trabajaré como alcalde para que Pamplona vuelva a avanzar, progrese en la sostenibilidad social y medioambiental que una ciudad moderna necesita, y vuelva a situarse como referencia en calidad de vida e igualdad de oportunidades, los elementos que sin duda deben caracterizar una ciudad abierta y europea como la que soñamos.


El fracaso de Pamplona-2016 muestra la imperiosa necesidad que existe de modernizar nuestra ciudad para que sea esa ciudad europea que esta semana no ha podido ser, para garantizar el estado de bienestar, para superar el desempleo y la marginación que todavía convive con nosotros. Queda mucho por hacer en materia de participación ciudadana, en el respeto e incluso reconocimiento de la diversidad que enriquece nuestra ciudad.


Pamplona ha perdido muchos trenes y esta semana uno más, importante y muy simbólico, que no volverá a pasar hasta dentro de quince años, casi tantos como ha tenido Yolanda Barcina para preparar este momento y fracasar estrepitosamente.


Sin embargo, los pamploneses saben que Pamplona no ha perdido la oportunidad, la ha perdido exclusivamente Yolanda Barcina. Desde hacía semanas se sabía que el batacazo estaba asegurado, y a pesar de ello, por responsabilidad, desde el PSN-PSOE hemos preferido esperar a la decisión final confiando en que ocurriera un milagro laico que no ha tenido lugar. Desde hacía tiempo la noticia no era que Pamplona podía quedar descolgada sino cómo era posible que Pamplona presentara semejante proyecto. Un proyecto muy alejado del mínimo de calidad y rigor que se nos presupone.


La cultura es el mejor indicador de progreso, de desarrollo humano, de bienestar, el que marca la diferencia entre el progreso real y el estadístico, que es el que único que preocupa a UPN y a la alcadesa Yolanda Barcina.


Los socialistas del PSN-PSOE queremos que Pamplona sea una ciudad internacional, abierta, moderna, cosmopolita, con sectores punteros, cohesionada, con calidad en el empleo y los servicios, una ciudad progresista y europea, justamente lo contrario de a donde nos está llevando la mala gestión de Yolanda Barcina y de UPN.


Por ello hemos pedido que se celebre un Pleno monográfico en el Ayuntamiento de Pamplona para debatir sobre este fracaso, simbólico pero muy significativo por que demuestra la superficialidad de las políticas del actual equipo consistorial.

martes, 21 de septiembre de 2010

Tribuna diario ABC, publicada el 19-9-2010

COMIENZA UN CURSO CRUCIAL

Juan Moscoso del Prado

Diputado a Cortes por Navarra (PSOE)
y Doctor en CC. Económicas

La economía española afronta a un ejercicio crucial en el que debe comenzar a crecer con una orientación muy distinta a la que ha seguido en las últimas décadas

Esta semana termina un verano que ha dejado muchos debates económicos, el principal el de la austeridad y la reducción de los déficit públicos frente al del mantenimiento de los estímulos monetarios y fiscales –o incluso su refuerzo, ambos sobre un fondo de reformas estructurales. En otras palabras, el miedo a los mercados financieros y el potencial impago de la deuda soberana –sobre todo para aquellos actores como los financieros que provocaron la crisis y fueron rescatados por los estados, pronto lo han olvidado-, frente al del hundimiento de la demanda y arrastre de un sector privado que todavía sufre la congelación del crédito, e incluso la deflación tal y como han insistido economistas como Paul Krugman o Martin Wolf.

La realidad es más compleja porque cada economía se enfrenta a una realidad particular porque no todos los países disponen del mismo margen para mantener sus estímulos, porque la política monetaria se ha cedido, porque el coste del endeudamiento no es el mismo ni tampoco su realidad estructural -grado de apertura, productividad de los factores, equilibrio externo, deuda pública acumulada, deuda privada…-. De ahí la importancia de aplicar recetas efectivas allí dónde hay margen conseguir resultados, y la importancia de las “segundas derivadas” como la coordinación de los estímulos y de otras medidas a escala europea o para los países de la zona euro.

En España, el crecimiento económico es el principal objetivo que como país debemos perseguir en el próximo año, en el curso presente. El crecimiento requiere dos ingredientes fundamentales: medidas de política económica adecuadas y confianza. Lo primero es responsabilidad del gobierno, y en esa línea van las propuestas y reformas en curso, y otras que vendrán, mientras que lo segundo depende de la sociedad española en su conjunto porque el gobierno aunque lo pretenda lograr en solitario no lo conseguirá. De ahí la particular responsabilidad también del principal partido de la oposición, del PP, en lo que ocurra. Algo preocupante a tenor de lo ocurrido hasta ahora. ¿Ejemplos? Uno me basta, el del principal debate económico del mes de septiembre, el de retorno al Congreso de la reforma del mercado de trabajo, un debate en el que las consignas mediáticas del PP han sido contrarias a sus enmiendas –como la que prácticamente imposibilitaba la conversión de empleos temporales en fijos- con el objetivo de intentar quedar bien con todo el mundo y no comprometerse a nada. Confianza habría aportado un pacto de estado sobre la educación porque los problemas de capital humano de nuestro país no se van a resolver en una, dos o tres legislaturas, sino en una o dos generaciones. Navarra y País Vasco tienen una tasa de desempleo en la media europea –en torno aun 10 por 100-, porque los niveles formativos de su población son también similares, y porque sus estructuras productivas se acomodan a ese nivel educativo sin que ninguno de los elementos –estructura productiva y capital humano- sean consecuencia directa del otro sino parte de un mismo círculo virtuoso que no se ha construido de la noche a la mañana sino tras generaciones.

Pero el crecimiento sano y robusto necesita mucho más que ese clima de confianza que deben, debemos, fraguar los políticos. El crecimiento va a volver durante este curso a la economía global y nuestro país debe tomar la nueva senda a ritmo suficiente y en la dirección adecuada para no quedar rezagado. La dirección que sigamos dependerá de las reformas que se adopten para recuperar competitividad, de los incentivos que orienten la actividad hacia actividades productivas sostenibles y compatibles con los niveles de bienestar que hemos alcanzado, que queremos consolidar y reforzar. Ese crecimiento traerá empleo e ingresos fiscales, y con ambos una nueva oportunidad para reflexionar sobre la estructura fiscal de nuestro país y de la Unión Europea en su conjunto, en la línea del oportuno e imprescindible debate abierto este verano en España por el Ministro de Fomento, y para evaluar la reforma del mercado de trabajo que hemos sacado adelante responsablemente los socialistas prácticamente en solitario a pesar de la gravedad del momento. Este es un reto también europeo en el que nuestra economía, tras el derrumbe inmobiliario y el fin de la burbuja, tiene deberes específicos muy claros.

Qué decir si estas prioridades se abordan desde una perspectiva socialdemócrata. Este verano se publicaba el estudio de los sociólogos Marqués y Herrera en la revista del CIS que muestra que las posibilidades de ascender socialmente, esto es mejorar la renta de tus padres, son ahora las mismas que en la década los sesenta, resultando un país inmóvil con escasa calidad de igualdad de oportunidades provocada por los mil subterfugios que las clases acomodadas han blindado desde entonces –la más efectiva la educación concertada-. Volveré sobre ello.

Arranca el blog

Hoy comienza mi actividad blogera. Voy a dedicar este blog a la política, a mi actividad parlamentaria en el Congreso de los Diputados, a cuestiones sobre mi tierra, Navarra, y sobre mi ciudad, Pamplona, y a todo cuanto tenga que ver con ello, como colgar los artículos que publico periódicamente en diferentes medios de comunicación.
Un cordial saludo
JUAN