miércoles, 25 de marzo de 2015






Pleno del Congreso de los Diputados de 24/03/2015.

TOMA EN CONSIDERACIÓN DE PROPOSICIONES DE LEY.


DEL GRUPO PARLAMENTARIO MIXTO, ORGÁNICA POR LA QUE SE MODIFICA LA DISPOSICIÓN ADICIONAL SEGUNDA DE LA LEY ORGÁNICA 8/1980, DE 22 DE SEPTIEMBRE, DE FINANCIACIÓN DE LAS COMUNIDADES AUTÓNOMAS. (Número de expediente 122/000178).




El señor MOSCOSO DEL PRADO HERNÁNDEZ: Señor presidente, señorías, quiero comenzar transmitiendo a las familias de las víctimas nuestro pesar y nuestras condolencias por el terrible accidente de esta mañana en los Alpes franceses del avión de Germanwings.

Señorías, debatimos hoy la toma en consideración de esta proposición de ley de reforma de la Ley orgánica de financiación de las comunidades autónomas, Lofca. El objeto de esta reforma, que compartimos, es defender el ordenamiento foral como base de constitucionalidad, cuestión de cierta complejidad jurídica, como luego explicaré, pero que pretende, como todos compartimos en mi grupo, unificar y reforzar el bloque de constitucionalidad que legitima el fuero, con el fin de evitar futuros problemas de interpretación como los que hemos conocido recientemente.

Es necesario evitar conflictos como los generados con las diferentes sentencias del Tribunal Constitucional sobre la naturaleza del convenio económico entre Navarra y el Estado. Señorías, en los debates que celebramos en esta Cámara los días 14 de octubre y 17 de diciembre quedó acreditado que los conflictos que hemos vivido en esta legislatura son incompatibles con la naturaleza del ordenamiento foral y también con su razón de ser paccionada. Nunca desde que estamos en democracia había habido un tiempo tan difícil para el autogobierno de Navarra como el vivido en esta legislatura ni nunca se había abierto una brecha tan profunda entre el Gobierno de Navarra y el Gobierno del Estado como la que se ha abierto en esta legislatura; dos gobiernos, uno de Unión del Pueblo Navarro y otro del Partido Popular, que han roto la tradición paccionada y de lealtad institucional que exigen diálogo y confianza entre ambos para trabajar conjuntamente por el interés común.

En estos debates mi grupo pidió lo siguiente; primero, la revisión y retirada de los recursos al Tribunal Constitucional impuestos por el Gobierno central contra las leyes aprobadas por el Parlamento de Navarra, tal y como la Cámara foral aprobó en septiembre del año pasado; y segundo -lo pedimos sobre todo en el debate de diciembre-, proceder a la adaptación y reforma -aunque sin decir cómo- de la disposición adicional segunda de la Lofca debido a su carácter previo a la Ley orgánica de reintegración y amejoramiento del fuero. Hay que recordar que la Lofca se aprobó en el año 1980 y la

Lorafna, nuestra ley básica constitucional en Navarra, en el año 1982 para garantizar en el bloque de constitucionalidad el reconocimiento pleno del régimen foral navarro así como la condición de comunidad foral de Navarra y todas aquellas modificaciones necesarias para, por ejemplo, garantizar el reconocimiento de Navarra para regular sus propios tributos. También entonces pedimos que se acometiera cuanto antes en el seno de la comisión negociadora del convenio económico la actualización del convenio económico para el quinquenio 2015-2019, y eso ya se ha producido. El pasado 17 de febrero se cerró esa actualización e incluso ese nuevo convenio ya ha sido ratificado por el Parlamento de Navarra en un debate que tuvo lugar el pasado 27 de febrero; debate que también tendremos aquí pronto y que mi grupo, lo adelanto ya, apoyará con su voto.

Señorías, el convenio económico es instrumento y pieza fundamental del autogobierno de la Comunidad Foral de Navarra. Por ello hay que alegrarse del acuerdo alcanzado, sobre todo dado el contexto en el que se ha producido; contexto no favorable de enfrentamiento, de conflicto y en el que es evidente que el Partido Popular -como ya han dicho otros portavoces- está abogando más que nunca por una recentralización del Estado autonómico que también afecta a la Comunidad Foral de Navarra.

El texto del nuevo convenio, de naturaleza paccionada, como no puede ser de otra manera porque así lo que dice la Constitución, es bueno no solamente porque resuelve el conflicto entre Navarra y el Estado por el IVA de Volkswagen, que ya ha sido mencionado por otros portavoces, sino también porque introduce modificaciones que deberán ser tenidas en cuenta a partir de ahora tanto para aquellos que quieran recurrir ante el Tribunal Constitucional normas navarras, ya que se lo tendrán que pensar más porque eso lo dificultará, como para el propio Tribunal Constitucional a la hora de establecer sus propias interpretaciones de futuras leyes. Aunque ese no es el debate objeto del día de hoy, tal y como defendió mi compañero Juan José Lizarbe el pasado 27 de febrero en el Parlamento de Navarra, con el nuevo convenio habrá menos argumentos para recurrir y el Tribunal Constitucional tendrá que medir más sus sentencias.

Señorías, la Constitución española y la Lorafna definen un rico e inmenso campo de juego democrático. Por eso queremos celebrar desde el Grupo Socialista que se normalice el debate sobre lo que supone el marco constitucional de definición del fuero, y me refiero también al grupo proponente. La legitimidad del fuero es constitucional, recogida en la disposición adicional primera de la Constitución, por la cual se amparan y respetan los derechos históricos de los territorios forales. Hay que recordar que la Constitución fue refrendada en Navarra por el 75% de los votantes, que constituían más de la mitad del censo electoral en aquel momento. De modo que, bienvenidos todos a la normalidad constitucional porque solo mi grupo, el Partido Socialista, de todos los grupos que hoy han intervenido, defendió sin ambages la Constitución, solo el Partido Socialista en Navarra.

Voy terminando. Junto al nuevo convenio, que aclara dudas y elimina incertidumbres, hay sin duda un amplio consenso en Navarra sobre la necesidad de modificar la Ley orgánica, la Lofca, tal y como venimos diciendo. También existe, señora Barkos, como usted bien sabe, un rico debate acerca de cómo reformar la Lofca; un debate abierto en el que mi grupo todavía no tiene una posición definitiva. Como decíamos anteriormente, cuando se aprobó la Lofca no había sido aprobada todavía la Lorafna. Navarra entonces no era una comunidad foral y la adicional primera de la Constitución legitimaba nuestro ordenamiento foral y el convenio, remontándose incluso a la Ley Paccionada de 1841. La Lofca recoge esa realidad previa a la Lorafna. Es también relevante recordar la reforma del convenio mediante la Ley 25/2003, que reconoce claramente a Navarra la potestad de establecer tributos propios no convenidos. En definitiva, defendemos todo lo que ya votamos en diciembre y que el Grupo Popular tumbó con su votación porque ya en diciembre votamos la reforma de la Lofca en ese sentido y el Grupo Popular se opuso; espero que no lo haga hoy.

Hay varias posibilidades para reformar la Lofca; esta, la que hoy defendemos, fue registrada por la señora Barkos con fecha previa al acuerdo del nuevo convenio, una iniciativa loable que se sustenta en el artículo 45 de la Lorafna, tal y como ella manifiesta. Es verdad que hay otra iniciativa viva en esta casa, registrada mediante enmienda directa a la Lofca -que también está siendo objeto de revisión en esta Cámara-, elaborada por el señor Salvador, que se sustenta en el artículo 39.1.a de la Lorafna. Ambas merecen ser estudiadas, pero sin duda puede haber otras alternativas factibles, incluso sería posible integrar ambas y hacer referencia a los dos artículos. Esto ha generado un amplio debate jurídico entre reconocidos juristas navarros y de otras comunidades autónomas; ya he mencionado a Juan José Lizarbe, pero también está don Fernando de la Hucha, don Simón Acosta o don Juan Cruz Alli. Creo que es muy importante admitir a trámite esta cuestión y entre todos, porque la naturaleza del foro es paccionada, pactar una reforma de la Lofca que satisfaga a todos ya que debe ser en los próximas décadas la base de desarrollo foral y de autogobierno en Navarra. Por esta razón, señor presidente, señorías, votaremos a favor de la toma en consideración de esta proposición de ley. (Aplausos).

lunes, 23 de marzo de 2015


Riesgo, responsabilidad, pactos y coaliciones.



Artículo aparecido en "El Huffington Post" el 23 de marzo de 2015.
El año 2015 va a ser el más electoral de nuestra historia reciente. Las encuestas muestran que los resultados electorales están más abiertos que nunca, descartando, prácticamente en todas partes, la consecución de mayorías claras. Ello, en tiempos de crisis y desafección genera todo tipo de reacciones, incertidumbre, desasosiego... También provoca que muchos reclamen responsabilidad a la izquierda, al menos a parte de ella.
A estas alturas no existe ninguna duda sobre el grave error de fondo que ha marcado la política económica de la Unión Europea desde el estallido de la crisis. Tampoco sobre las equivocaciones colectivas que en España dilapidaron un ciclo completo de crecimiento entre 1993 y 2008, el tiempo del falso milagro económico que más bien fue una burbuja.
Una de las consecuencias de ese error que todavía perdura es el desplazamiento de los votantes de izquierdas desde el espacio socialdemócrata hacia el populismo como ha sucedido en Grecia. Un logro más de la política económica impuesta por Alemania. Una política basada en conjeturas morales, pero muy alejada de lo que el sentido común y sobre todo la teoría económica recomiendan. Salvo los cruzados del Bundesbank tipo Weidmann, nadie defiende ya lo que se define con la palabra "austeridad". Ningún organismo internacional lo hace, ningún economista relevante la preconiza, pero sin embargo su filosofía perdura.
Había y hay una alternativa de política económica a lo que se ha hecho y lo que se está haciendo como han demostrado los EE.UU. Entre la austeridad y el populismo de izquierdas hay un inmenso espacio en el que hacer políticas progresistas, socialdemócratas. Políticas que aúnen el aumento de la productividad total de los factores y la mejora de la competitividad con la lucha contra la pobreza, la creación de oportunidades y la reducción de la desigualdad. Políticas que permitan recuperar renta y empleo de manera mucho más rápida, como ha logrado la administración Obama.
Desde luego en España los acontecimientos podrían haber sido muy distintos si se hubiera seguido una ruta alternativa. Algo que era factible a pesar de que la insostenibilidad de nuestro modelo de crecimiento dejaba poco margen de actuación. Sin embargo no se hizo. ¿Pudo hacerse? ¿Actuamos con responsabilidad o no había alternativa?
La realidad es que nuestro país asumió la terapia Merkel sin cuestionar el fondo de la misma.
Como explica José Luis Rodríguez Zapatero en su libro El Dilema, temí que la caída en un rescate nos devolviera a un estado de ánimo colectivo similar al sentimiento del noventa y ocho", al tiempo que era consciente de que las medidas que se vio obligado a impulsar le obligaban a actuar "en una intersección en la que tus ideas y compromisos se bifurcaban probablemente de manera irremediable". El sincero relato del expresidente recoge con precisión el extremo contexto en el que bajo el principio de responsabilidad en el ejercicio de su cargo dirigió al gobierno de la nación. También, muestra cómo por diferentes razones y desde una perspectiva socialdemócrata, de izquierdas, nunca hubo una alternativa factible a lo sucedido y aplicado. Se pretendió y se logró evitar el rescate, y punto. Hoy sabemos que había una opción mejor. La hegemonía del paradigma conservador y la aplastante mayoría de la derecha en el Consejo Europeo no lo permitieron entonces, ni tampoco ahora. ¿Cómo se pudo llegar a ese extremo?
Ser responsable siempre implica un riesgo: el riesgo de equivocarse. En el epílogo de El Dilema queda patente que apenas había alternativa porque el error de fondo venía de mucho antes tras casi veinte años perdidos por culpa de un modelo de crecimiento equivocado e insostenible. Antes de las durísimas decisiones de 2010 y 2011, la izquierda gobernante había perdido el pulso de la realidad económica de fondo, lo cual no hizo sino ampliar la posibilidad de equivocarse. Otra enseñanza clara, la de la importancia de no perder nunca la visión crítica sobre la realidad, sobre el fondo de las cosas, y no caer en la complacencia.
Hoy, de nuevo muchos miran hacia el PSOE alegando que es el momento de la responsabilidad. A nadie se le escapa que para muchos de ellos responsabilidad equivale a pactar con la derecha en aras del interés general, que estaría gravemente amenazado, o de cierto interés superior. El dilema entre riesgo y responsabilidad es propio de la izquierda democrática, de la socialdemocracia. Siempre se exige responsabilidad a la izquierda porque es responsable. El problema es que tras 20 años de desregulación y de dominio del paradigma conservador en un mundo globalizado y en rápida transformación los instrumentos tradicionales de política económica ya no sirven. Sin gobernanza económica global real no lograremos preservar nuestro modelo de sociedad. Sin esa gobernanza volveremos a vernos obligados a asumir como inevitable un discurso ajeno. Ser responsable exige un rigor y conocimiento absoluto del medio. Ser responsable exige contar con los instrumentos políticos apropiados, crearlos si no existen y saber utilizarlos. Hoy esa responsabilidad se reclama en el campo económico pero también en el democrático porque es incompatible con la existencia de cualquier atisbo de corrupción o clientelismo en las instituciones.
Para ser responsable, porque nos lo van a seguir exigiendo, la izquierda debe reflexionar sobre los límites de las decisiones o de los acuerdos que vaya a adoptar. No sólo se trata de no abandonar los principios básicos de la izquierda, por supuesto, sino de ser consciente de hasta dónde llegan las consecuencias de las acciones responsables.
El reciente acuerdo contra el terrorismo yihadista es un buen ejemplo del riesgo de la responsabilidad. En este caso, al no existir duda alguna sobre la oportunidad y necesidad de fondo de garantizar la unidad democrática frente a esa amenaza, ha sido posible no sólo suscribirlo sino también explicarlo con coherencia a pesar de las voces que se han levantado en su contra. Un acierto. Y eso a pesar de que la derecha, irresponsablemente, no ha sido capaz de renunciar a imponer la eufemísticamente llamada "prisión permanente", aun a sabiendas de que será derogada en cuanto haya un nuevo gobierno, y a pesar de que arriesgaba el propio pacto. Y es que la derecha no sufre tanto cuando es irresponsable.
Ambos ejemplos, las medidas económicas de 2010 y 2011 y el pacto contra el yihadismo, muestran que el problema no es tanto pactar como salirse del espacio de tus propios principios ideológicos, por la razón que sea. Los pactos siempre deben poder ser explicados manteniendo la coherencia plena con uno mismo. El problema no es pactar o formar coaliciones, el error es asumir como propias políticas ajenas en virtud de la siempre ambigua responsabilidad. Nunca puede ser responsable apoyar políticas no ya injustas, sino inútiles o equivocadas. No se puede ser responsable asumiendo políticas de la derecha. Tampoco es responsable comprometer las posibilidades futuras del principal instrumento de transformación democrática de la sociedad española en siglos.
La sociedad española hoy exige cambios, pero lo hace desde la inmensa sensación de seguridad que genera el pertenecer a la Unión Europea. El formar parte de Europa, sin duda el mayor éxito de la España moderna, sin embargo, propicia ciertos comportamientos irresponsables. Así, a pesar de que Europa es criticada con dureza en esta crisis de desafección política e institucional, y con mucha razón en algunos casos, por contradictorio que parezca Europa sirve de red. Europa como red de seguridad y por tanto como elemento que facilita la exacerbación de opiniones. Por esta razón la crisis entre Cataluña y el resto del país, o el auge del populismo, parecen cuestiones no tan preocupantes, porque nadie acaba de creer que nuestro sistema pueda llegar a romperse. Porque votar contra todo no va a implicar nada gracias a esa red. Creo que esa sensación de seguridad que nos envuelve es peligrosa porque siempre que Europa o cualquiera de sus naciones han caído en el abismo se han aproximado al desastre de manera imperceptible, casi sin darse cuenta.

domingo, 1 de marzo de 2015




Así conocí a Ángel Gabilondo.






Cuando acabé COU en Pamplona la UPNA no existía. Todavía subsistían los vetustos distritos universitarios y nosotros dependíamos del de Zaragoza. Recuerdo que días después de hacer la selectividad en el lnstituto de Ermitagaña alguien fue a Zaragoza y apuntó las notas de todos los de mi colegio en un papel y nos fue llamando uno por uno por teléfono a nuestras casas, al fijo claro. No había móviles ni internet. Así funcionaba todo en junio de 1984. Muchos de mis amigos y amigas queríamos ir a la universidad, fuimos una generación intermedia, logramos llegar a ella más que los de diez años antes pero todavía mucho menos que los de 10 años después. Y es que era algo complicado.


En Pamplona sólo había una escuela universitaria en la que a los tres años obtenías un diploma en empresariales que te servía para licenciarte después en Zaragoza, también teníamos la escuela de ingenieros técnicos agrícolas de Villava, la de ingenieros técnicos industriales del Sario, la escuela pública de enfermería, y la UNED. Y la Universidad de Navarra, claro. El sistema de distrito universitario dificultaba mucho la posibilidad de salir del tuyo, así que Zaragoza era el destino más natural si no lograbas un traslado. Aquél verano del 84 mis compañeros, compañeras y yo nos lanzamos a la aventura de la universidad con diferente grado de éxito porque hubo de todo. Iñaki logró plaza en Sarriko en Bilbao y comenzó allí económicas alojado en una pensión. Angel y Pilar se fueron a Soria a estudiar el primer ciclo de medicina y lograron acabar en Zaragoza. Otros lograron plaza en Zaragoza directamente en primero como Fermín. Javier y Juan comenzaron a preparar el durísimo ingreso en INEF. Tardaron pero lo consiguieron tras años de esfuerzo. Mi segundo Iñaki se puso a trabajar y se matriculó en la UNED. También acabó. Juancho ingeniería en Zaragoza. Eduardo empresariales en Zaragoza. Juanma agrícolas en Villava. Fernando empresariales en la vieja escuela de peritos mercantiles de Pamplona para después acabar en Zaragoza. Cristina empresariales en San Sebastián. Javier se fue a los jesuitas de Deusto. Antxón diseño en Barcelona. Fernando medicina en Madrid. Elena políticas en Madrid porque en toda España sólo había en la Complutense y te garantizaba el traslado. Julián, mi tercer Iñaki, Josecho, Amaya, María Eugenia, y muchos más fueron admitidos en la Universidad de Navarra e hicieron sus carreras sin demasiados problemas. El Gobierno de Navarra y antes la Diputación concedía ayudas a los navarros que estudiaban en ella, pero la Universidad de Navarra tenía sus propios criterios de admisión. Yo me fui a Madrid y tras algunos imprevistos logré matricularme en la Universidad Autónoma, sí, la de Ángel Gabilondo.


En la Universidad Autónoma de Madrid encontré justamente lo que andaba buscando. Una gran universidad pública abierta y diversa con buenos profesores y alumnos de todo el mundo que era capaz de compaginar la escasez de la época con el sueño de la educación pública de calidad. Siempre ha estado en lo más alto de los ranking, y como todas sufrió periodos de
recortes, masificación, sus dosis de endogamia o esclerotización. Yo le debo muchísimo.

Cuando se creó la UPNA impulsada por el PSOE contra las resistencias de siempre la vida y el horizonte de los estudiantes de Navarra se transformó radicalmente. Yo siempre soñé a aquella UPNA emergente como algo similar a la Autónoma de Madrid, vibrante y comprometida con el servicio público y con la excelencia docente, arriba en los ranking compitiendo en calidad y resultados con el resto de universidades públicas o privadas, abriéndose paulatinamente a nuevas áreas y titulaciones.


En la Autónoma de Madrid estudié Ciencias Económicas, 5 años inolvidables, primero y segundo en grandes grupos, tercero en el Reino Unido en la Universidad de Kent en el primer año de la historia de Erasmus, y cuarto y quinto en un pequeño grupo de 20 alumnos que elegimos la especialidad de Teoría Económica, un verdadero lujo intelectual. Al terminar gracias a una beca estudié un master de postgrado en el Colegio de Europa de Brujas, sólo había 5 españoles en mi programa y 2 éramos de la Autónoma. Años después volví al campus para doctorarme. Tardé 5 años mientras trabajaba y daba clase como profesor asociado. Tras leer la tesis un día recibí una carta en la que se me invitaba a la ceremonia de entrega de diplomas y medallas a los nuevos doctores a la que acudí con orgullo y emoción, de nuevo el viejo campus, los árboles habían crecido mucho casi 15 años después.

Y allí estaba el magnífico rector, D. Ángel Gabilondo, quien lo iba decir, y yo con esas pintas recogiendo la medallica. A ninguno se nos podía pasar por la cabeza entonces cuanto íbamos a coincidir después. Qué gran señor, D. Ángel.