domingo, 13 de mayo de 2012



DEMASIADA DESCONFIANZA


Articulo publicado en el diario "ABC" el domingo 13 de mayo de 2012

Después de todo lo que ha ocurrido en las últimas semanas la reputación del gobierno sale muy tocada y, lo que es peor, la de todo el país. Sin entrar en la estrategia de fondo elegida por el todavía “nuevo“ ejecutivo desde la investidura –retraso de la presentación del borrador de presupuestos, o su “ideológica” composición optando por caminos que no son ni los más sociales ni los más indicados para garantizar prosperidad y crecimiento futuro-, son las dudas sobre su transparencia y eficacia las que está lastrando la imagen de nuestro país. Dos son las realidades que nadie ha dejado escapar en Bruselas. En primer lugar, nuestros socios europeos nunca han creído al nuevo gobierno en su afirmación de que el anterior engañó sobre las cuentas públicas en 2011. La transmisión de poderes fue leal y transparente en un momento en el que ambas partes sabían perfectamente que no existirían datos definitivos en materia de déficit hasta al menos febrero. Más de un 80% del desvío se ha debido a la caída de ingresos del segundo semestre de 2011 como ha reconocido el FMI, o hasta el 90% según otros estudios. La economía española se paró en el segundo semestre de 2011, como la británica o la de los Países Bajos a las que los ingresos se les desviaron en la misma proporción y sin cambios de gobierno por medio. El mensaje del engaño no coló porque, por ejemplo, en febrero se supo que el déficit de la Comunidad de Madrid en 2011 era 1.000 millones de € superior al que anunció en diciembre como todavía consejero de esa Comunidad el Sr. Beteta días antes de marcharse al Gobierno central como Secretario de Estado de Administraciones Públicas, y nadie dice que el Sr. Beteta se engañara a si mismo. Lo mismo se puede decir del resto de administraciones autonómicas, en su inmensa mayoría gobernadas por el PP y perfectamente conocedoras de lo que estaba sucediendo en esa parte final de 2011. Esa actitud del PP sembrando dudas sobre nuestras cuentas ha hecho mucho daño a la credibilidad de nuestro país en plena crisis de deuda soberana.

Bankia supone la segunda y quizás definitiva mancha en la debilitada credibilidad del gobierno. No sólo por cómo se ha gestionado su crisis en la última semana, la falta de información y la negligencia con la que se permitió durante tres largos días que el miedo y la incertidumbre se propagaran no sólo por los mercados sino entre los ciudadanos españoles y no digamos los clientes de esa entidad, no. Bankia es una entidad que no se puede disociar de la gestión del PP. Sus matrices provienen de la dos Comunidades Autónomas en las que el PP gobierna desde hace más tiempo. Su dirección hasta el lunes era el resultado de luchas internas entre familias del PP, luchas que hasta hace bien poco intentaron colocar al frente incluso a políticos con perfiles tan “financieros” como Ignacio González. Y para colmo su último presidente ya defenestrado era permanentemente utilizado por la propaganda popular como el artífice del milagro económico de los años de José María Aznar del que hemos hablado otros días. No deja de ser una paradoja que la resaca de aquellos años en los que se sentaron los cimientos y un buen número de plantas de la burbuja inmobiliaria haya acabado con él de esta manera. Los mercados han vuelto a dudar sobre la voluntad real del Gobierno de cambiar las cosas, y va a ser difícil convencerles de lo contrario porque a pesar de las medidas que se adopten a partir de ahora este Gobierno nunca podrá explicar porqué esperó tanto, porqué no hizo nada hasta que el desastre era inminente a pesar de llevar como PP toda la vida en el puente de mando de Bankia.

Al menos, ya se comienza a generalizar el discurso del grave error de fondo que la economía española cometió como país durante el último ciclo, 15 años perdidos de crecimiento entre 1993 y 2008, tanto más donde más énfasis se concedió al ladrillo como por ejemplo Madrid y Valencia. El FMI estima que el PIB español de 2008 no se recuperará hasta el año 2018,,  25 añosa para salir de la espiral destructiva que la especulación inmobiliaria combinada con la crisis financiera internacional, hijas ambas de las desregulación conservadora, han provocado en nuestro país.

viernes, 11 de mayo de 2012

 

Respuesta a Ana de Palacio


Publicada en el diario "El País" el 11 de mayo de 2012.


Aunque sorprenda no deja ser una buena noticia descubrir que la que fuera ministra de Asuntos Exteriores Ana de Palacio en el Gobierno de José María Aznar cree que los “éxitos del capitalismo no solo dependen de las políticas macroeconómicas y los indicadores económicos, sino que se asientan en el buen gobierno y el Estado de derecho; dicho de otro modo, en un Estado eficaz”. Sorprende por lo que tiene de conversión puesto que durante el periodo en el que estuvo al frente de la diplomacia española su acción se caracterizó por lo contrario, por el incumplimiento de las normas jurídicas internacionales, del derecho internacional, con las que la comunidad internacional se ha dotado para lograr esa “seguridad jurídica” a la que hace referencia en su tribuna (EL PAÍS, 9 de mayo). Hay que recordar que aquellos hechos protagonizados por ella que tuvieron incluso un bochornoso capítulo nada más y nada menos que en la mesa del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas estaban basados en mentiras y perseguían esos indicadores económicos a los que hace referencia, beneficios económicos sin importar sus consecuencias —petróleo—, razón más que suficiente para desencadenar una guerra ilegal que solo ha traído inestabilidad y desolación y cuyos efectos afectarán a generaciones. Una decisión que provocó la segunda gran ruptura del consenso básico sobre política exterior en España, como la primera —la adhesión a la OTAN— provocada por decisiones unilaterales de la derecha, y la apertura de un abismo entre la mayoría de Gobiernos europeos de todo signo y la Administración estadounidense con la triste excepción de los inmortalizados en la foto de las Azores. Y sí, nadie quería que Sadam Husein continuara, pero esa no fue la razón de aquella guerra contraria a la legalidad internacional. Años de Gobierno los suyos en los que el “Estado eficaz” que ahora defiende, también, alimentó la desregulación que provocó tanto la crisis financiera internacional como la burbuja inmobiliaria que ha arrasado nuestra economía —hoy son triste noticia otros miembros de aquel Gabinete— y que nos ha llevado a desperdiciar un ciclo económico completo. Estado eficaz, por supuesto, hasta el punto de que, como la señora De Palacio dice, el principal riesgo es “la ausencia del mismo o su mal funcionamiento”, y que exige también que los partidos de Gobierno se comporten como tales, con sentido de Estado, también cuando están en la oposición, cosa que su partido no hizo, por ejemplo, en política internacional, dedicándose a combatir el multilateralismo, a entorpecer la labor del Gobierno anterior cuando hubo problemas que afectan a intereses españoles y a dinamitar desde el más feroz populismo reaccionario la relación bilateral con algunos Gobiernos con los que se mantenían y se mantienen importantes discrepancias pero que gozaban y gozan de plena legitimidad democrática. Esa actitud partidista, en interés propio, no es ajena a algunos de los hechos que relata en su tribuna, que por alguna extraña razón se han producido sin excepción con el nuevo Gobierno del PP. Bienvenida aunque no sé qué dirán en FAES

martes, 8 de mayo de 2012



GRECIA NO SE MERECÍA ESTO

Después de los resultados de las elecciones puede parecer que Grecia necesita un Gobierno de salvación nacional pero los griegos, que votaron ayer, no parecen estar de acuerdo con esa idea o, al menos con el proyecto de que los continúen salvando de esa manera los grandes partidos tradicionales. Las elecciones legislativas celebradas el domingo 6 de mayo en Grecia han vuelto a demostrar el grave peligro democrático que generan los Gobiernos que dan la espalda a los ciudadanos de manera continuada, aunque sea por diferentes razones porque ha habido varias. Han sido demasiados años frustrantes tras los engaños masivos de Nueva Democracia y el honesto, pero frustrante intento del PASOK y Papandreu, de responder desde el sentido común y los principios progresistas a unas políticas impuestas desde fuera bajo un esquema incompatible con esos valores.

Al quizás inútil sacrificio griego le debemos tal vez la demostración, fatal para el PASOK, que la fórmula impuesta por el afortunadamente desaparecido tándem Merkel-Sarkozy el mismo día gracias al la victoria en Francia de François Hollande carecía de sentido económico y rezumaba ajuste ideológico. Se lo debemos, su caída lo demuestra.

Lo grave es que esa tardía constatación ha dejado a Grecia en una situación política delicadísima, con un parlamento ingobernable en el que han entrado los neonazis de Amanecer Dorado. Europa debe reflexionar seriamente acerca de hasta dónde puede forzar un proceso de integración económico pero básicamente político, tanto en su espíritu como en su objetivo final, convirtiéndolo en una maquinaria de dominación externa de estilo protectorado de democracias maduras a las que se les ha expropiado su capacidad de decisión.

Los llamados “grandes partidos”, grandes porque lo son hasta que dejan de serlo, también deben tomar nota, porque no existen otros fines más legítimos que los exigidos por los ciudadanos. La rendición de cuentas ante el núcleo duro liderado por Merkel y los indefinidos -pero claramente identificables por sus intereses- mercados tiene estas cosas, que por otra parte ya conocíamos. Francia ha demostrado que la resistencia inteligente bajo presiones razonables puede acelerar la alternancia.

Pero ojo, Grecia ya lo hizo antes con Papandreu. El pueblo griego está indignado y de nada sirve llamar a la calma desde fuera si la calma es lo que han vivido. Si verdaderamente creemos que sería una tragedia para Europa que Grecia abandonase el euro, que lo creemos, hagamos todo lo posible para que seguir en el euro no sea otra tragedia aun peor. Así, de paso, lograremos que partidos como Amanecer Dorado y toda la panoplia de nuevas siglas ‘fascistoides’, populistas e irresponsables que florecen por Europa sean efímeras, flores de un día. Sin ellos en el parlamento griego y en los del resto de Europa será mucho más sencillo alcanzar esos acuerdos que permitan crecer y crear empleo, al tiempo que el proyecto europeo, el único antídoto infalible contra esos indeseables, sale reforzado.

C´est maintenant






Acostumbrado a los montajes de los grandes mítines españoles llama la atención el modesto escenario casi de fiesta de pueblo plantado en la place du Capitol, de Toulouse, para cerrar la campaña de François Hollande a las presidenciales francesas. Un detalle poco importante para un Hollande, cada vez más seguro de sí mismo, que comienza a tener pinta de presidente sin perder ese aspecto de persona normal como él promete ser. Un Hollande que, como presidente, quiere ser igual que como ha sido candidato, próximo y cercano. Esa naturalidad sin falsas sofisticaciones con la que sacó de quicio a Sarkozy en el debate del miércoles. Un candidato que nos recibió conjuntamente a socialistas españoles y portugueses en una sala del Ayuntamiento de la Ville Rose minutos antes de salir al escenario. Hollande encandiló a una plaza abarrotada de entusiastas de todo tipo, militantes, muchos jóvenes y también veteranos, todos ciudadanos hartos de Sarkozy, e incluso dirigentes históricos del socialismo francés que no querían perderse el broche final de campaña en el lugar que se convirtió en el talismán de la izquierda francesa con Mitterrand. Tras la intervención de Lionel Jospin llegó el mejor Hollande, sereno con su discurso de hombre de Estado apelando a los valores republicanos, al laicismo, al servicio a los ciudadanos y a la defensa dura de las conquistas que la derecha ha dañado (sanidad universal, I+D, industria, empleo, igualdad, educación, cultura...). Esa derecha que solo sabe meter miedo y que ha dejado a Francia mal preparada para encajar los efectos de la crisis provocada por los correligionarios de Sarkozy. ¿Alguien se acuerda de nuestra burbuja? Nunca Europa se había jugado tanto en unas elecciones nacionales, dijo el candidato, y tiene toda la razón. También Hollande dio la cara por España y lo hizo en su primera frase. Algunos deberían tomar nota tras lo que se viene oyendo, sobre todo los que están en el Gobierno. Y es que todos nos la jugamos con él.